Las Naciones Unidas ha exaltado sus procesos de manejo de residuos reciclables en comparación con otros lugares de Colombia y el mundo.
Cajicá, un pueblo ubicado a menos de una hora de Bogotá, es un ejemplo de cómo reciclar bien y cómo comprometerse con el medio ambiente. En plena Sabana de Bogotá, a pocos minutos de Chía y con cada vez más desarrollo comercial y construcciones de vivienda, Cajicá es un pueblo que se ha convertido en un ejemplo en materia de reciclaje sin que muchos colombianos lo sepan. Mientras que en el resto del territorio nacional el porcentaje de aprovechamiento de material reciclable llega al 17%, en Cajicá esta cifra asciende al 30%.
El primer paso que vale la pena destacar es el compromiso de los ciudadanos. Esa conciencia de la contaminación ambiental y de que en las manos de los propios pobladores está la posibilidad de disminuir el impacto ambiental, ha sido fundamental para empezar a construir estos ciclos de reciclaje exitoso. Tienen clara la importancia de separar los residuos reciclables en la fuente: por un lado, los residuos orgánicos; por el otro, materiales como plástico, cartón, vidrio, papel, entre otros. Cajicá está asumiendo una Economía Circular basada en las 3r: reducir, reutilizar y reciclar. Según la empresa de Servicios Públicos de Cajicá, el municipio produce cerca de 1.600 toneladas de residuos de las cuales se dejan de llevar al menos 500 al relleno sanitario Nuevo Mondoñedo. El pueblo tiene dos asociaciones de recicladores que generan empleo a más de 90 personas.
Adicional a la separación en la fuente y de intentar desperdiciar lo menos posible de vasos plásticos, botellas de plástico, bandejas plásticas, cartón o vidrio, se busca generar abono con los residuos orgánicos que, a su vez, se esparce en cultivos. El municipio aprovecha 350 toneladas de estos residuos gracias al método de la lombricultura que, como su nombre lo dice, usa a las lombrices para el compostaje desde la descomposición vegetal de los desechos orgánicos. El resultado de ese proceso es el abono rico en nutrientes y con bajos niveles de contaminantes que los propios campesinos pueden usar como fertilizantes. Los lunes y martes son los días en que se recogen los residuos orgánicos bajo el programa “Caneca Verde”, para ser dispuestos en IBICOL, la compostera ubicada en el municipio de Tocancipá, no muy lejos de Cajicá.
El éxito de Cajicá fue exaltado por la ONU Medio Ambiente, como una de las cinco ciudades en el mundo con mayor compromiso con el reciclaje. Como le menciona la publicación Semana Sostenible, Cajicá ha sido seleccionada como caso de estudio para adelantar un nuevo programa de postgrado en el manejo integral de residuos en América Latina y el Caribe, promovido por el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y ocho universidades de la región. Junto al municipio colombianos se destacaron Osaka, en Japón; Alappuzha, India; Liubliana, Eslovenia; y Penang, Malasia.
Las Naciones Unidas ha advertido que la generación de residuos en ciudades de Latinoamérica llegó a 540 mil toneladas al día y se espera que para 2050, esta cifra sea de 671.000 toneladas. Una noticia negativa para el medio ambiente pero que con ejemplos como los que está proponiendo Cajicá, se abre paso a la esperanza, a iniciativas que dejan ver que, si hay voluntad para disminuir el impacto ambiental, se pueden dar grandes avances. Todos podemos salvar al planeta comenzando a reciclar muy bien. Cajicá es la muestra.
Cajicá, un pueblo ubicado a menos de una hora de Bogotá, es un ejemplo de cómo reciclar bien y cómo comprometerse con el medio ambiente. Las Naciones Unidos ha exaltado sus procesos de manejo de residuos reciclables en comparación con otros lugares de Colombia y el mundo.
En plena Sabana de Bogotá, a pocos minutos de Chía y con cada vez más desarrollo comercial y construcciones de vivienda, Cajicá es un pueblo que se ha convertido en un ejemplo en materia de reciclaje sin que muchos colombianos lo sepan. Mientras que en el resto del territorio nacional el porcentaje de aprovechamiento de material reciclable llega al 17%, en Cajicá esta cifra asciende al 30%.
El primer paso que vale la pena destacar es el compromiso de los ciudadanos. Esa conciencia de la contaminación ambiental y de que en las manos de los propios pobladores está la posibilidad de disminuir el impacto ambiental, ha sido fundamental para empezar a construir estos ciclos de reciclaje exitoso. Tienen clara la importancia de separar los residuos reciclables en la fuente: por un lado, los residuos orgánicos; por el otro, materiales como plástico, cartón, vidrio, papel, entre otros. Cajicá está asumiendo una Economía Circular basada en las 3r: reducir, reutilizar y reciclar. Según la empresa de Servicios Públicos de Cajicá, el municipio produce cerca de 1.600 toneladas de residuos de las cuales se dejan de llevar al menos 500 al relleno sanitario Nuevo Mondoñedo. El pueblo tiene dos asociaciones de recicladores que generan empleo a más de 90 personas.
Adicional a la separación en la fuente y de intentar desperdiciar lo menos posible de vasos plásticos, botellas de plástico, bandejas plásticas, cartón o vidrio, se busca generar abono con los residuos orgánicos que, a su vez, se esparce en cultivos. El municipio aprovecha 350 toneladas de estos residuos gracias al método de la lombricultura que, como su nombre lo dice, usa a las lombrices para el compostaje desde la descomposición vegetal de los desechos orgánicos. El resultado de ese proceso es el abono rico en nutrientes y con bajos niveles de contaminantes que los propios campesinos pueden usar como fertilizantes. Los lunes y martes son los días en que se recogen los residuos orgánicos bajo el programa “Caneca Verde”, para ser dispuestos en IBICOL, la compostera ubicada en el municipio de Tocancipá, no muy lejos de Cajicá.
El éxito de Cajicá fue exaltado por la ONU Medio Ambiente, como una de las cinco ciudades en el mundo con mayor compromiso con el reciclaje. Como le menciona la publicación Semana Sostenible, Cajicá ha sido seleccionada como caso de estudio para adelantar un nuevo programa de postgrado en el manejo integral de residuos en América Latina y el Caribe, promovido por el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y ocho universidades de la región. Junto al municipio colombianos se destacaron Osaka, en Japón; Alappuzha, India; Liubliana, Eslovenia; y Penang, Malasia.
Las Naciones Unidas ha advertido que la generación de residuos en ciudades de Latinoamérica llegó a 540 mil toneladas al día y se espera que para 2050, esta cifra sea de 671.000 toneladas. Una noticia negativa para el medio ambiente pero que con ejemplos como los que está proponiendo Cajicá, se abre paso a la esperanza, a iniciativas que dejan ver que, si hay voluntad para disminuir el impacto ambiental, se pueden dar grandes avances. Todos podemos salvar al planeta comenzando a reciclar muy bien. Cajicá es la muestra.
Tomado de: las2orillas.co